El Museo Patio
Herreriano ha caído recientemente sobre la mesa de plenos del Ayuntamiento
de Valladolid y se ha convertido en
pasto de pendencias políticas. Repentinamente ha pasado a estar en boca de todos y no
por buenos motivos.
Para poneros en situación os contaré que la cosa del Patio Herreriano
comenzó hace unos pocos años, durante la burbuja, cuando todas las grandes
ciudades españolas querían su “Guggen” y, a nivel regional, se competía por
tener museo de arte contemporáneo propio, para unirlo al aeropuerto propio o a la
universidad propia, en esa carrera de méritos provincial que tanto nos gusta por
aquí. Así que se tomó un edificio, se rehabilitó, y se le inyectó junto al
cemento una colección convenientemente apadrinada, un presupuesto profuso y un
plan director. Ya se opinaba, a quien quería oírlo, que el Museo nacía
hipotecado al comodato de la Asociación Colección Arte Contemporáneo, pero a
nadie pareció interesar el riesgo evidente de sufrir una deslocalización de
ésta; eran tiempos de vino y rosas.
Todo este conglomerado se fue diluyendo con los años, a base
de cada vez más magros presupuestos (incluyendo
rescates junteros para desajustes presupuestarios), de alguna que otra intromisión
colonial, de soluciones cortas para tiempos largos y de crisis económica,
mucha crisis económica. En consecuencia, el Museo devino en una pérdida de
visitantes, en un aumento de usuarios por la vía del alquiler de espacios, y en
una programación con importante interés museístico pero algo introspectiva,
cuya cercanía a su
comunidad y entorno inmediato no se ha sabido difundir. O comprender, pues a
lo mejor es a mí al que le falta perspectiva.
Con la arribada de
otros colores políticos al Ayuntamiento de Valladolid, y sobre todo no
siendo predominante ninguno de ellos, tenía
que llegar el momento en el que cada grupo quisiera poner su granito para
reactivar el Museo; al menos los que consideran que necesita una renovación
pues, al parecer, el grupo político anterior apuesta por mantener la gestión de
los últimos años. Y esa renovación había de transitar entre el cambio de
dirección (aunque
para todo hay gustos) y una redefinición de las relaciones de la Fundación
gestora con la Asociación que presta el grueso de la colección, sobre todo a
tenor de lo
que está sucediendo en los últimos tiempos con algunas de sus obras.
Así que no
encontraron mejor lugar para debatir sobre el Museo que en el Pleno del
Ayuntamiento, lo cual siendo muy democrático no parece adecuado para tratar
de regir una institución que tiene un patronato (donde están representados
todos los grupos políticos) y un consejo rector y que cuenta con los mecanismos
de gestión habituales en estos casos. Cierto que el Museo es cosa de todos los
vallisoletanos, pero no parece deseable que se intervenga en los
asuntos de una institución cultural a golpe de pleno, sobre todo por parte
de grupos
políticos que cuando pudieron hacerlo no opinaron sobre el futuro del Museo
Patio Herreriano.
También se quiere llevar el debate a la palestra ciudadana
mediante la creación
de un grupo de trabajo que defina el futuro del museo (nada en contra al
respecto), pero la preocupación es que esta colaboración quiera hurtar las
competencias que corresponden al patronato del museo. La participación ciudadana debe intervenir en la toma de decisiones,
pero esa intervención es compatible con que ésta se realice en su foro natural,
que es el patronato. Otra cosa es que la constitución de éste sea
excesivamente institucional y política y que sea necesario modificar su
composición para dar cabida a colectivos con interés legítimo. No obstante,
procuremos que el discurso no sea “más dialéctico que factual”, como expresa Pilar Gonzalo en este
estupendo post.
![]() |
"Reyes precintados". Por Alex Castella from Gavà, Spain (DSC001421) [CC BY-SA 2.0] |
Y el caso es que estas peripecias del Museo se producen en momentos
delicados, debido a la incertidumbre sobre el comodato de los fondos de la Asociación
Colección Arte Contemporáneo. No considero que sea tanta la inseguridad y no tengo duda de que el comodato se
mantendrá, pues a las partes interesa, pero también es comprensible la
preocupación porque se garantice la cesión de las obras y que se asegure la
relevancia de las mismas. En ello están las partes y no tenemos porqué albergar
dudas sobre el futuro de la colaboración.
Pero no está de más señalar que, bajo la perspectiva ciudadana, el tema se gestiona con titubeos y que el
centro está demasiado sometido al vaivén de las luchas políticas. Hay también
una percepción de que el asunto se podría haber resuelto con anterioridad al
cese de la directora del Museo, para evitar fricciones innecesarias, si bien ya
se sabía desde el pasado mes de julio que la plaza saldría a concurso. No obstante no nos engañemos: la continuidad de
la Colección no va a depender de estas minucias y si
al final se denuncia el comodato será por interés de la Asociación Colección
Arte Contemporáneo. O quién sabe si por otro tipo de presiones interesadas
(como veis, para levantar paranoias sirve cualquiera).
No obstante, ante posibles decisiones unilaterales de la
Asociación habría que hacer de la necesidad virtud y prever alternativas; y
preverlas ya. En definitiva ¿tiene sentido el Museo Patio Herreriano sin la colección?
¿O, si se prefiere, puede existir más allá de la colección? Yo creo que sí pero, partiendo
de la base de que lo mejor es que la colección permanezca en Valladolid, deberíamos ir perfilando una línea de
actuación que beneficie a la institución y a la ciudad. Para ello es necesario
que tengamos claras unas pocas cosas:
- La supervivencia y desarrollo futuro del Museo es una responsabilidad común. Para eso todos, digo TODOS, los agentes deben remar en el mismo sentido y al unísono. Los colores políticos, las tendencias, los intereses espurios sobran. Y sobran también los mensajes equívocos, los juicios de valor y las opiniones subjetivas. No es hora de meter miedo, sino de sumar esfuerzos.
- La Dirección de este museo debe ser el pivote que articule las relaciones entre sus órganos rectores y que proponga las líneas generales de la actividad del Museo, siempre con la ayuda del comité asesor científico (que, por cierto, ¿por dónde anda?). Por eso es imprescindible que se saque a concurso la plaza a la mayor brevedad posible y que se eviten invenciones temporales que erosionan la labor que se quiere realizar.
- Entre las primeras cuestiones que se deben abordar está la redacción de un Plan Museológico actualizado, pues no parece que el Plan Director del año 2001 sea el instrumento más adecuado para abordar la renovación del Museo. Junto a ello es inevitable contar con un Plan de Viabilidad del Museo que defina los recursos necesarios para relanzarlo y para garantizar su sostenibilidad, así como su rentabilidad social y cultural. (ver actualización al final).
- Se debe variar la composición del Patronato para que se adecúe a estándares actuales y se garantice una representación adecuada de los diferentes sectores. A ello habría que exigir la existencia de un compromiso de todos los grupos políticos para sacar al Museo Patio Herreriano del escenario político y para contemplar todas las cuestiones relativas a su gobernanza en el seno del patronato.
- Todas las partes deben asumir un compromiso de transparencia y de lealtad con el Museo, con el resto de agentes y, sobre todo, con los ciudadanos de Valladolid. Nadie parece estar libre de culpa, a tenor de las denuncias sobre convocatorias de última hora, faltas de confianza o conocimiento de situaciones por la prensa que se vienen denunciando. Naturalmente, la lealtad o deslealtad es una opción personal y por tanto es responsabilidad de quien la toma.
P.D.: A los recién llegados a esto, sobre todo políticos, la palabra “comodato” les hace segregar jugos diversos. Resulta gracioso comprobar el éxtasis en sus rostros cuando articulan esas cuatro sílabas alargando la "o" final. Co-mo-da-tooooo. Parece que están hablando del tesoro del Inca cuando lo pronuncian. ¡Criaturitas…!.
Actualización: He de hace una corrección a un erro mío. Sí existe Plan Museológico, pero también es de 2001 y algo escaso. Lo podéis ver en aquí
Actualización: He de hace una corrección a un erro mío. Sí existe Plan Museológico, pero también es de 2001 y algo escaso. Lo podéis ver en aquí