La verdad es que ando algo desactualizado en lo relativo a
las ofertas formativas para profesionales de museos. Ya sabéis que soy de la
vieja escuela, de los licenciados en arte o arqueología que ingresaron en un
museo público por oposición. Eran tiempos diferentes donde nuestras biblias
eran el libro aquel de la teoría, la praxis y la utopía, las revistas del ICOM
y “La muséologie selons…”.
Las cosas han mejorado mucho en cuanto a la variedad y
calidad de la oferta. No es necesario incidir demasiado en cómo se ha
generalizado el conocimiento y ha mejorado el acceso a la información, que
ahora se transmite y debate en un proceso participativo desconocido hasta
ahora, ni en el gran número de oportunidades para la formación, mucho más
accesible y por tanto universal. Tampoco hace falta insistir en la conveniencia
de la formación continua o en el gran componente práctico de muchos itinerarios
formativos.
También resulta más fácil abordar la cuestión después del
primer debate de #MuseosPRO, pues ya hemos ido trazando las líneas por donde
discurren nuestras inquietudes. Y en este sentido me veo obligado a insistir en
que en el caldo museístico español se cuecen, en un altísimo porcentaje,
centros museísticos cuyo presupuesto es muy bajo, que solamente disponen de una
persona al cargo y muchas veces con escasa formación cuando no es siquiera
apropiada. Teorizar sobre la formación ideal del profesional del museo está
bien, pero creo que está mejor analizar soluciones que traten de mejorar la
situación actual.
Así que, dejando al margen otra cuestión importante como es
la que tiene que ver con la competencia en materia museística que tienen las
administraciones autonómicas y las responsabilidades que derivan de ellas,
entiendo que el punto de mira debe ponerse no tanto en saber cómo es la oferta
formativa existente, sino en qué grado se están aplicando esos conocimientos al
trabajo en los museos. ¿Están formados los responsables o trabajadores de la
mayoría de los museos?, o al revés ¿los profesionales formados están trabajando
en los museos?
Creo que la realidad de muchos museos españoles no es consecuencia
de la crisis económica, si bien quizá se haya visto agravada por ella. Así que
siendo conscientes de que hay mucho intrusismo en la profesión museal, ¿cómo
debemos enfrentarnos a ello? Podemos exigir que los museos contraten a
profesionales cualificados, o podemos cualificar a los profesionales que ya están
en los museos. O podemos hacer ambas cosas.
No tengo la respuesta, pero creo que lo sensato sería adoptar
ambas posturas. La primera a través de la labor de colectivos profesionales
organizados (que ya existen y funcionan) y mediante una exigencia militante por
parte de los usuarios de los museos (no olvidemos, por ejemplo, que además de
profesionales somos usuarios y que tenemos criterio autorizado para demandar profesionalidad
a las instituciones).
La segunda mediante la generalización de iniciativas
formativas inclusivas que faciliten la cualificación a los responsables de
museos (van a continuar al frente de los mismos, así que por qué no “abducirlos”,
museísticamente hablando), y el aprovechamiento del trabajo en red como medio
para mejorar el cumplimiento de las funciones de los museos.
Quizá estas propuestas sean provocadoras porque la primera conclusión
que se extrae de ellas es: ¿cómo integrar a todos los profesionales,
ampliamente formados, que optan a trabajar en un museo?
Quizá podamos añadir luz a eso en el próximo debate de
#MuseosPro dedicado a la contratación.
"Colaboración originalmente redactada para la iniciativa #MuseosPro". En este enlace puedes verla, y en este otro se explica qué es #MuseosPro.
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