Aunque parezca que tenemos prevista cualquier contingencia y
que tenemos una buena capacidad de reacción inmediata ante desafíos, no es
difícil que nos encontremos ante circunstancias que ni siquiera se nos había
ocurrido imaginar. De esta tesitura no están libres ni los museos ni sus
profesionales.
La manera en que se afrontan las situaciones críticas en los museos dice
mucho de la profesionalidad y de la capacidad de gestión de quienes se ocupan de ellos, ya sean sus
titulares o sus trabajadores. A pesar de que mucho trabajo está ya hecho, gracias a la
experiencia y a legislaciones sectoriales (seguridad, riesgos laborales,
espectáculos…), es fácil encontrarse con acontecimientos, no por poco
habituales menos catastróficos, que nos llevan a una pregunta muy concreta:
¿están los museos preparados para gestionar situaciones de riesgo y emergencia?
Está claro que en lo referente a la seguridad de personas y colecciones se ha avanzado mucho pero, por vestir la cuestión de actualidad: ¿están los museos preparados para
enfrentarse a situaciones como la planteada por el coronavirus?
Del mismo modo en que ha aumentado nuestra percepción acerca de
la gran frecuencia con que nos llevamos las manos a ojos, nariz y boca una vez
que nos han dicho que debemos evitarlo, también debemos darnos cuenta de que los museos son centros de encuentro de
personas de múltiples procedencias y de la cantidad de elementos de riesgo que
pueden favorecer la dispersión del virus en torno a ellos. Y esa
apreciación debemos afrontarla bajo el punto de vista de todos sus usuarios,
desde el personal de atención al público al responsable de la acción cultural,
desde el área administrativa a la de gestión de colecciones, desde el visitante
particular al grupo colegial, desde el personal externo de limpieza a las
contratas de seguridad, etc…
Cierto es que en una gran mayoría los museos dependen de
administraciones públicas, las cuales disponen de claros protocolos de acción que les
son aplicables. En realidad, parecería que todo es tan sencillo como aplicar
las directrices de los departamentos de sanidad y las instrucciones de las
instancias de gestión, así como el sentido común. Pero ¿estamos seguros de que
es así en todos los casos? ¿Realmente
tienen los museos claro lo que hay que hacer?
La capacidad de maniobra de cada centro de titularidad
pública se encuentra limitada por su dependencia orgánica, de modo que lo
correcto es que los titulares y gestores establezcan las pautas a seguir y que,
en buena lógica, se encontrarán sometidas a las recomendaciones del Ministerio de
Sanidad, Consumo y Bienestar Social y a las instrucciones de los distintos
órganos de gobierno, sobre todo los competentes en cultura. Pero ¿qué sucede
con los museos privados? Recordemos que, de media, suponen más de un 50% del
total y que acumulan un alto porcentaje de las visitas anuales a los museos
españoles. Quizá no sólo deba bastar con que sus responsables adopten las
mismas pautas que siguen los públicos, ya sea por imitación ya por intuición, sino
que es exigible que las administraciones
a quienes corresponden las competencias sobre museos ejerzan acciones globales
y proactivas. Y esta simple política puede favorecer el estrechamiento de relaciones entre
agentes públicos y privados así como el fomento de acciones trasversales; en
definitiva una ocasión inmejorable de trabajar en red.
Ante una situación como esta en la que nos encontramos es
preciso contemplar las características de los diferentes escenarios establecidos
para contener la transmisión y las medidas que pueden corresponder a cada uno
de ellos. En este punto habría que tener
claro qué es lo que se puede y debe hacer en cada momento y transmitirlo
adecuadamente, a fin de evitar demoras en su aplicación para contribuir a
la reducción del impacto de la epidemia. O al menos para no favorecerlo.
Por entrar en el terreno de lo práctico, observemos los
diferentes puntos de vista que nos podemos encontrar, empezando por el que
corresponde a la dirección de los centros. Cuando nos imaginamos el día a día
de un museo, dentro de un panorama como el actual, deberíamos pensar en la celebración de reuniones periódicas de
plantilla en la que se distribuya a los trabajadores la información relevante en
materia de riesgos laborales, en protocolos generales de acción ordenados por
los titulares de los centros, sobre medidas de higiene y etiqueta o sobre pautas
informativas para atender al usuario. También debería tratarse la necesidad de
actuar con tranquilidad y discreción, las obligaciones y derechos que corresponden
al trabajador y las cuestiones organizativas que afectan a los servicios que presta.
Del mismo modo, está claro que conviene atender medidas similares en cuanto a la
organización de los servicios externos que proporcionan las diferentes contratas,
normalmente de limpieza, seguridad o mantenimiento, así como las asistencias de
los distintos oficios museísticos.
Foto Pixabay https://pixabay.com/images/id-4893660/ |
Como ejemplos de esta proposición nos vamos a encontrar la
necesidad de instalar cartelería informativa en lugares comunes y de paso, así
como en aseos (donde además deberemos cerciorarnos de que existen productos de saneamiento,
dispensadores y repuestos suficientes), la importancia de aumentar la frecuencia
de la limpieza de superficies usuales de contacto (puertas y picaportes,
barandillas, soportes, ascensores…) o de elementos de apoyo museográfico
(dispositivos interactivos, hojas de sala, audioguías) incluyendo su posible
retirada. Si queréis tener una idea clara de cómo proceder al respecto os
recomiendo esta guía
para el COVID-19/coronavirus de la American Alliance of Museum.
Más allá de los planteamientos que llegan de arriba abajo, incumbe
a los trabajadores la práctica de un ejercicio de responsabilidad que nace en la
exigencia informativa y en la aplicación escrupulosa de las instrucciones
recibidas. Buen momento es este para reivindicar la importancia y compromiso de
los trabajadores de atención al público
de los museos, muy ignorados cuando no denostados, y la magnitud de su labor
tanto en el aspecto informativo como en su relevancia como imagen pública de la
institución. Sin duda constituyen la
vanguardia de todas las buenas acciones que un museo puede ejercer ante crisis
como la del coronavirus.
Pero el museo tiene una perspectiva abierta al público mucho
más concreta y que se ejerce a través del cumplimiento de diversas funciones y
la prestación de unos servicios concretos. No debería existir a priori un
retraimiento de labores de custodia de colecciones, de los ingresos de fondos, de las
exhibiciones temporales o permanentes o de los eventos culturales o educativos,
pero sí es preciso tener en cuenta que
la entrada en escenarios más restrictivos obligará a tomar medidas entre
las que se encuentren cierres parciales o totales, limitaciones de aforo, suspensión
de actividades, restricción de acciones de voluntariado y formación académica
o, incluso, presentismo laboral.
En ese caso puede ser
buen momento para realizar acciones que suelen demorarse a la espera de un
momento más adecuado, o que no encuentran acomodo oportuno en medio de la
programación habitual o el trabajo inmediato. Es decir, qué mejor momento que
una crisis epidémica para reacondicionar espacios, rematar labores de
mantenimiento, actualizar instrumentos documentales, reclamar una estrategia
laboral que fomente el teletrabajo y la videoconferencia y la formación de
empleados o, por ejemplo, actualizar los planes de emergencia y seguridad para
incluir contingencias en caso de epidemia…
Quizá cuando nuestros museos tengan bien definidas las
estrategias a seguir en caso de contingencias como la que nos ha suscitado el
COVID-19/coronavirus se nos ocurra también pensar en qué hacer si se produce la
clausura temporal de los museos. Ideas
para que los museos sigan abiertos al usuario a pesar del COVID-19/coronavirus
nos las presenta Nacho Granero en este post. A mí se me ocurre también la de considerar la crisis como una buena ocasión para debatir sobre
una sociedad global, diversa, informada, sostenible y solidaria.
No hay duda de que el
COVID-19/coronavirus nos brinda la oportunidad de hacer mejores nuestros museos.
Me parece muy interesante blog, la pandemia de covid-19 nos brinda oportunidades, como la mejora de museos ó visitas virtuales.
ResponderEliminar