miércoles, 11 de marzo de 2020

COVID-19/coronavirus. ¿Una oportunidad para los museos?


Aunque parezca que tenemos prevista cualquier contingencia y que tenemos una buena capacidad de reacción inmediata ante desafíos, no es difícil que nos encontremos ante circunstancias que ni siquiera se nos había ocurrido imaginar. De esta tesitura no están libres ni los museos ni sus profesionales.

La manera en que se afrontan las situaciones críticas en los museos dice mucho de la profesionalidad y de la capacidad de gestión de quienes se ocupan de ellos, ya sean sus titulares o sus trabajadores. A pesar de que mucho trabajo está ya hecho, gracias a la experiencia y a legislaciones sectoriales (seguridad, riesgos laborales, espectáculos…), es fácil encontrarse con acontecimientos, no por poco habituales menos catastróficos, que nos llevan a una pregunta muy concreta: ¿están los museos preparados para gestionar situaciones de riesgo y emergencia? Está claro que en lo referente a la seguridad de personas y colecciones se ha avanzado mucho pero, por vestir la cuestión de actualidad: ¿están los museos preparados para enfrentarse a situaciones como la planteada por el coronavirus?

Del mismo modo en que ha aumentado nuestra percepción acerca de la gran frecuencia con que nos llevamos las manos a ojos, nariz y boca una vez que nos han dicho que debemos evitarlo, también debemos darnos cuenta de que los museos son centros de encuentro de personas de múltiples procedencias y de la cantidad de elementos de riesgo que pueden favorecer la dispersión del virus en torno a ellos. Y esa apreciación debemos afrontarla bajo el punto de vista de todos sus usuarios, desde el personal de atención al público al responsable de la acción cultural, desde el área administrativa a la de gestión de colecciones, desde el visitante particular al grupo colegial, desde el personal externo de limpieza a las contratas de seguridad, etc…

Cierto es que en una gran mayoría los museos dependen de administraciones públicas, las cuales disponen de claros protocolos de acción que les son aplicables. En realidad, parecería que todo es tan sencillo como aplicar las directrices de los departamentos de sanidad y las instrucciones de las instancias de gestión, así como el sentido común. Pero ¿estamos seguros de que es así en todos los casos? ¿Realmente tienen los museos claro lo que hay que hacer?

La capacidad de maniobra de cada centro de titularidad pública se encuentra limitada por su dependencia orgánica, de modo que lo correcto es que los titulares y gestores establezcan las pautas a seguir y que, en buena lógica, se encontrarán sometidas a las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y a las instrucciones de los distintos órganos de gobierno, sobre todo los competentes en cultura. Pero ¿qué sucede con los museos privados? Recordemos que, de media, suponen más de un 50% del total y que acumulan un alto porcentaje de las visitas anuales a los museos españoles. Quizá no sólo deba bastar con que sus responsables adopten las mismas pautas que siguen los públicos, ya sea por imitación ya por intuición, sino que es exigible que las administraciones a quienes corresponden las competencias sobre museos ejerzan acciones globales y proactivas. Y esta simple política puede favorecer el estrechamiento de relaciones entre agentes públicos y privados así como el fomento de acciones trasversales; en definitiva una ocasión inmejorable de trabajar en red.

Ante una situación como esta en la que nos encontramos es preciso contemplar las características de los diferentes escenarios establecidos para contener la transmisión y las medidas que pueden corresponder a cada uno de ellos. En este punto habría que tener claro qué es lo que se puede y debe hacer en cada momento y transmitirlo adecuadamente, a fin de evitar demoras en su aplicación para contribuir a la reducción del impacto de la epidemia. O al menos para no favorecerlo.

Por entrar en el terreno de lo práctico, observemos los diferentes puntos de vista que nos podemos encontrar, empezando por el que corresponde a la dirección de los centros. Cuando nos imaginamos el día a día de un museo, dentro de un panorama como el actual, deberíamos pensar en la celebración de reuniones periódicas de plantilla en la que se distribuya a los trabajadores la información relevante en materia de riesgos laborales, en protocolos generales de acción ordenados por los titulares de los centros, sobre medidas de higiene y etiqueta o sobre pautas informativas para atender al usuario. También debería tratarse la necesidad de actuar con tranquilidad y discreción, las obligaciones y derechos que corresponden al trabajador y las cuestiones organizativas que afectan a los servicios que presta. Del mismo modo, está claro que conviene atender medidas similares en cuanto a la organización de los servicios externos que proporcionan las diferentes contratas, normalmente de limpieza, seguridad o mantenimiento, así como las asistencias de los distintos oficios museísticos.
Foto Pixabay https://pixabay.com/images/id-4893660/

Como ejemplos de esta proposición nos vamos a encontrar la necesidad de instalar cartelería informativa en lugares comunes y de paso, así como en aseos (donde además deberemos cerciorarnos de que existen productos de saneamiento, dispensadores y repuestos suficientes), la importancia de aumentar la frecuencia de la limpieza de superficies usuales de contacto (puertas y picaportes, barandillas, soportes, ascensores…) o de elementos de apoyo museográfico (dispositivos interactivos, hojas de sala, audioguías) incluyendo su posible retirada. Si queréis tener una idea clara de cómo proceder al respecto os recomiendo esta guía para el COVID-19/coronavirus de la American Alliance of Museum.

Más allá de los planteamientos que llegan de arriba abajo, incumbe a los trabajadores la práctica de un ejercicio de responsabilidad que nace en la exigencia informativa y en la aplicación escrupulosa de las instrucciones recibidas. Buen momento es este para reivindicar la importancia y compromiso de los trabajadores de atención al público de los museos, muy ignorados cuando no denostados, y la magnitud de su labor tanto en el aspecto informativo como en su relevancia como imagen pública de la institución. Sin duda constituyen la vanguardia de todas las buenas acciones que un museo puede ejercer ante crisis como la del coronavirus.

Pero el museo tiene una perspectiva abierta al público mucho más concreta y que se ejerce a través del cumplimiento de diversas funciones y la prestación de unos servicios concretos. No debería existir a priori un retraimiento de labores de custodia de colecciones, de los ingresos de fondos, de las exhibiciones temporales o permanentes o de los eventos culturales o educativos, pero sí es preciso tener en cuenta que la entrada en escenarios más restrictivos obligará a tomar medidas entre las que se encuentren cierres parciales o totales, limitaciones de aforo, suspensión de actividades, restricción de acciones de voluntariado y formación académica o, incluso, presentismo laboral.

En ese caso puede ser buen momento para realizar acciones que suelen demorarse a la espera de un momento más adecuado, o que no encuentran acomodo oportuno en medio de la programación habitual o el trabajo inmediato. Es decir, qué mejor momento que una crisis epidémica para reacondicionar espacios, rematar labores de mantenimiento, actualizar instrumentos documentales, reclamar una estrategia laboral que fomente el teletrabajo y la videoconferencia y la formación de empleados o, por ejemplo, actualizar los planes de emergencia y seguridad para incluir contingencias en caso de epidemia…

Quizá cuando nuestros museos tengan bien definidas las estrategias a seguir en caso de contingencias como la que nos ha suscitado el COVID-19/coronavirus se nos ocurra también pensar en qué hacer si se produce la clausura temporal de los museos. Ideas para que los museos sigan abiertos al usuario a pesar del COVID-19/coronavirus nos las presenta Nacho Granero en este post. A mí se me ocurre también la de considerar la crisis como una buena ocasión para debatir sobre una sociedad global, diversa, informada, sostenible y solidaria.

No hay duda de que el COVID-19/coronavirus nos brinda la oportunidad de hacer mejores nuestros museos.

1 comentario:

  1. Me parece muy interesante blog, la pandemia de covid-19 nos brinda oportunidades, como la mejora de museos ó visitas virtuales.

    ResponderEliminar